No buscaba unos ojos entre la multitud, y de repente encontré tu mirada. Quizás estaban esperando a que localizase ese brillo o, de otro modo, buscaba tu mirar el brillo que en mis ojos nadie se molestaba en encontrar.
Lo complicado, no es encontrar, sino querer perderse en alguien, complicarse, estallarse, darlo todo, así, porque sí. Y, qué se yo, de perdernos, si nunca me complico más de la cuenta, si bien la zona de confort no es mi zona favorita.
¿Porqué me buscas? Mis manos no necesitan caricias, mis ojos no necesitan enamorarse de esa sonrisa. Tampoco necesito llevarme tu olor de muestra gratuita para recordarte a todas horas.
¡Vamos! Vete, no voy a seguirte.
Si quieres quedarte, aquí no hay sitio para cambios, para cambiarme.
Vete, deja de enredar la calma. Vete de mi pensamiento, de mi corazón, de mi lado, de mis horas, de mis segundos, de mi música. Vete de mí.
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