La mitad de algo, si es algo bueno, ¿es suficiente?
Recuerdo cuando era una fiesta París, siempre. Ese libro de Hemingway que poco entendía pero que me enganchaba. Bueno, la historia de mi vida.
No entender y engancharme, hasta el final, hasta las trancas, hasta quedarme sin aliento.
Que todos mis pensamientos fluyan y ronden un tema, un algo, un alguien.
Pero, siempre sin entender.
Y bueno, ¡qué más da! con que entienda, al menos, la mitad. O no, pues con la mitad de las alas un pájaro no puede volar, ni siquiera, tomar impulso, ni siquiera.
Creo que está bombeando el corazón, y no se si eres tú, o son mis ideales, utópicos, super ultra mega hiper exagerados. Como siempre. Como esto. Como lo nuestro. Va, viene, se vuelve a ir, y siempre vuelve a venir.
Quizás con la mitad pueda conformarme, con la mitad de todo ese rollo de siempre, con que vengas y dejes de irte. Ahórrate el viaje, quédate, con tus más y con tus menos.
Pues, prefiero que restes a mi lado a que sumes, sin mí, por ahí...sin mí.
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