miércoles, 5 de noviembre de 2014

Caminamos hacia el abismo

No es orgullo lo que se ha convertido en olvido. Cerremos el capítulo con cicatrices que hace tiempo marcaron nuestro corazón.
¿Saben? El orgullo es un arma contra el sufrimiento, el olvido es su cura. Cura de muchas enfermedades del amor, o desamor. Pero, hay algo que el olvido no cura, no se cura a si mismo.
Y a veces, es más triste la alegría de un olvido, que la tristeza de un corazón roto que sigue amando. He escuchado decir que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y también he oído afirmar que sí sabemos lo que teníamos pero que nunca pensamos perderlas.
Y les diré algo; un día te levantas, y lo ves todo con otra luz, te das cuenta que hasta la luna brilla diferente,
te tocas el pecho y notas que el corazón late a ritmo,
y que ya no duele, ni si quiera escuece cada latido...
Puedes posar tu mano en un recuerdo y no quema. 
El frío ya no es más que el grito del invierno, no motivo de soledad. No es motivo de soledad porque ya olvidamos. El único motivo de soledad sería perderse uno mismo y seguir llorandole al pasado. Eso,
amigos, eso es una catástrofe.





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