martes, 17 de febrero de 2015

Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender.

La lucha es un verbo que requiere constancia. La lucha por el logro, por la victoria, la lucha por ganarle al tiempo. No repetir, solo esforzarse. Esforzarse por que cada tictac en las manecillas de un reloj gane sentido poco a poco. Tallar el camino y grabarlo a nuestra manera.
Una manera en la que podamos llamarlo propio, y así compartirlo.
Compartirlo en el viaje de cada día, en el aire que se respira. En el café de medio día, en un pedazo de papel, en un trago de cerveza al atardecer. Crear armonía en las imágenes que creamos en nosotros, como un álbum de fotos, como la melodía de una guitarra.
Hablo de cada día, de cada amanecer y de cada noche. Disfrutando, como lo hacen las estrellas que brillan y quizás ya no existan. Que no se escapen de nuestras manos los detalles, que los detalles hacen grande todo este caos.
Ya lo dijo Ortega y Gasset en una cita: "No somos disparados a la existencia como una bala de fusil cuya trayectoria está absolutamente determinada. Es falso decir que lo que nos determina son las circunstancias. Al contrario, las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter"
Se trata tan solo de improvisar, actuando con decisión...el ahora ocurre y no se detiene. Como si pusiéramos nuestras manos encima de un piano, sin ninguna noción, dejando que la inercia entone una melodía inusual, como por arte de magia.. Creando algún tipo de banda sonora, la banda sonora de nuestra vida. Eso es, nuestra melodía.




No hay comentarios:

Publicar un comentario