viernes, 29 de agosto de 2014

Entre tanto...

Siempre quiero lo que no tengo, y cuando lo tengo me olvido.
Pero, esta vez es diferente. Y quizás hable así por la misma razón, porque no lo tengo, y si llego a alcanzarlo me sea indiferente.
Pero, no. Esta vez es de verdad.
Aún recuerdo el olor de esos días lluviosos. Recuerdo el sabor de la sal y el cítrico, en ese vaso de liquido para la locura. Recuerdo el sol salir en contadas ocasiones, al igual que los cambios climáticos repentinos. 
Si hacía frío, buscábamos la manera. Y si calentaba, sabíamos como producir fuego. 
Aún recuerdo, cuando la desesperación nos atrapaba, cuando lo único que animaba el día eran las escapadas nocturnas o un par de tiros en una terraza.
Conozco cada bache, y cada escondite. De tus ojos conozco su brillo, y de tu sonrisa, poco.
Reconocería, ahora, entre el frío, y el negro de aquella sudadera, el rubio de cada uno de tus cabellos. De espaldas, de frente, y reconocería esas manos en mi pelo. 
Si llueve a la gente le es indiferente, porque hay mucho más. A mi empieza a serme indiferente, empiezo a soñarte, y empieza a darme igual, si llueve, nieva o si el resto desaparece. Pero si estás lejos se mezclan las 4 estaciones en mi cabeza, es un caos. Y  me marea la sola idea de que empiece a llover y no estés a mi lado. Me marea levantarme cada mañana sabiendo que se acerca el invierno y no te veo, estás tan lejos...



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