domingo, 26 de enero de 2014

Se nos escapa el alma.

¿Dónde huye nuestro alma en cada decepción? ¿Qué pasa cuando nos destrozan el corazón una vez tras otra?
Dicen que los ojos son el espejo del alma. Que en cada decepción...Se escapa al menos una lágrima de nuestros ojos...Y con cada lágrima el alma se apaga.
El alma que es lo único que siempre está. ¿Cómo hacen las personas para mutilar la ilusión de las personas? ¿Para apagar la luz de una sonrisa? Después de eso nos quedan los suspiros, las miradas perdidas... Los pensamientos sin sentido, las tardes de Domingo. Se olvida la confianza y nos da igual la oscuridad. Se pierde el miedo.
¿Empezamos a ser fuertes? O es tan solo la ausencia de ganas... De ganas de luchar. El último pensamiento del día es tan solo la esperanza de un mañana mejor. Pero, el mañana sigue siendo tan miserable como ayer. La salida se encuentra en plantear las preguntas de otra manera y comenzar a entender que el día a día no se basa en encontrar la felicidad, se trata de encontrar la ilusión... Esa ilusión que desaparece cada vez que perdemos.
El secreto está en saber jugar, cada día. De manera diferente. Encontrar el AS, el cinco de salida, el puente... Encontrar ese algo, pequeño, e incluso insignificante que encienda nuestro alma cada día. Para siempre.
                           

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