viernes, 10 de octubre de 2014

Suma miedos, resta sueños.

La cantidad de oportunidades rechazadas. Y todas las veces que sufrimos sin que duela, 
por sufrir.
La de ocasiones en las que nos hundimos, dejamos de nadar entre tanto sin darnos cuenta de que la orilla estaba allí, a dos brazadas.
¿Cuántas cosas rechazamos por miedo al fracaso? Cuántas personas perdimos por orgullo,
por inseguridad...
Y la de sueños que no alcanzamos y llegamos a olvidar...
Hoy algo cambió. 
Aprendimos a bailar bajo la lluvia, que cuando se va y no vuelve, nunca mereció la pena.
Y si está lejos, si no lo ves, si no se deja ver... No es más que un fantasma.
Dejó de existir.


Quizás, algún día, en otro momento, 
en otras circustancias,
o quizás nunca. Bueno, como Disneyland, supongo. 

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