sábado, 28 de junio de 2014

Un día lloverá en la tierra que el mundo creó'

Papel vacío,

ya no hay tortura o quizás la del tiempo.
Cuando el tiempo come, cuando 24 horas al día son demasiadas.
Se quedó atrás la ciudad,
la discreción e indiferencia, los ojos que callan y el rollo, sin modas.
Donde daba igual, donde las personas no eran más que puntos que formaban conjuntos
de  gente que bajaban la mirada, no juzgaban, no escuchaban.

Y volver a esto... a la estupidez, a los ojos que hablan. Donde la felicidad se queda lejos, simplemente 
pasan las horas. El tiempo va consumiendo aquí, consume la gente.
Ay... Ingenua yo, que pensaba que la felicidad estaba lejos del frío norte.

Cada noche, solo un deseo. El de cambiar este infierno, que el paraíso ya se como se llama...
Libertad.

        
    

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