viernes, 18 de julio de 2014

Nunca debí

Muchas veces nos dan consejos que en el momento ni si quiera escuchamos. Los tomamos como si fueran palabras sin sentido, que no sirven de nada, que salen de nuestra cabeza con la misma facilidad y rapidez con la que entraron.
No hacemos caso de ellos, y seguimos con nuestras vidas ignorándolos.
Entonces, cuando crees que no podía pasar...Algo sucede en tu vida, algo que hace que esas palabras se ordenen de nuevo en tu cabeza, aparezcan no se sabe porqué, de repente. Y en ese momento si que te paras a escucharlas. Ya no es esa persona quien te las dice, si no tu mismo. Y recuerdas que en su día hiciste oídos sordos a aquellas palabras, comienzas a sentir algo extraño... Una mezcla entre arrepentimiento, pena, remordimiento... Y te dan ganas de volver a atrás, de volver a aquel momento y pararte, escuchar esas malditas palabras y tomar el camino correcto. Te das cuenta del error que cometiste y todo empieza a juntarse y a formar una maraña de problemas, de sentimientos y emociones que te reconcomen a cada segundo y retumban como el tic tac de un reloj. Cada silencio se vuelve ensordecedor, todo pierde el sentido. Ya ni si quiera sabes como continuar con el día a día. La rutina se hace insostenible... Tu cabeza solo quiere huir, y tu corazón resopla en cada latido al saber que estás lejos de aquello que podría hacerte realmente feliz.

Pero... hoy es hoy. Esta es tu decisión. Pero recuerda; la vida nunca te pone obstáculos tan difíciles como para no poder saltarlos.
Se trata de un juego, un juego que termina cuando te rindes, cuando dejas que te gane el tiempo.



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